jueves, 28 de diciembre de 2017

Vidas paralelas (a partir de 4,3,2,1 de Auster-'Olvídate de mí' de Michel Gondry y 'perfectos desconocidos' de Alex de la Iglesia)

Por Tesa Vigal

4,3,2,1 de Paul Auster trata sobre las distintas vidas que surgen tras una elección. Aunque no fuese cierta la teoría cuántica de los universos paralelos y dentro de ésta la posibilidad de infinitas vidas surgiendo de cada elección, hay algo inquietante en ese camino que desechamos en cada encrucijada, tan rotundo, tan desplegable como el que hemos elegido. 



Siempre he sentido que algo nuestro se queda pegado a él, con una sustancia tan densa, tan real como los sueños. Tan significativa, quizás. En el libro de Auster esas vidas paralelas sólo abarcan 4 caminos diferentes, desenvolviéndose con su acostumbrada, portentosa fluidez con la que narra sus relatos, dejando que fluya la historia que quiere ser contada a través de sus manos. No sólo es la impresión que me producen, sino que él mismo en una entrevista comenta que cuando una historia conecta con él, se limita a seguir ese hilo, a dejar que se relate. 

Cada una de esas 4 vidas surge a partir de un punto de su infancia y llega hasta su etapa universitaria, abarcando cada detalle escondido en esa espiral, dejando al lector la posibilidad de completarlas hasta la actualidad, en un despliegue de mágica complicidad. Me pregunto si, en el fondo, esas vidas paralelas son una forma especial de contenerse una historia en otra, uno de los temas recurrentes en sus libros, algo que me toca íntimamente porque refleja el laberinto vital en el que todos vivimos, incluso en el de aquel que se considere simple. 

Curiosamente, hace poco he visto una impresionante peli de Martín Cuenca, 'El autor', que habla de la actitud opuesta a abrirse a una historia que quiere ser relatada, la forzada actitud intencionada (que preside muchos talleres de escritura) que tejen una red de trucos para atrapar al lector, poniendo de manifiesto que no tienen nada que contar, sino sólo ansias de vender, o ser reconocido, como le ocurre al penoso protagonista de esa película, con una enorme interpretación de Javier Guttiérrez. 

El tema de las encrucijadas se refleja más ampliamente en la original película de Michel Gondry 'Olvídate de mí' (Eternal sunshine of the spotless mind), donde aparece una vuelta de tuerca que apunta a la posibilidad del destino, pues en su historia (enorme como siempre Kate Winslet) dos personas que se han alejado una de otra hasta el punto de borrar de su memoria al otro gracias a un descubrimiento científico, vuelven a encontrarse fortuitamente, como si fuese inevitable su relación (lo que no implica su felicidad o desgracia, eso sería ya el color de su conexión). Precisamente en la teoría cuántica de universos paralelos, en la que surgiría un camino a partir de cada elección, todos ellos acabarían convergiendo, más pronto o más tarde, en el mismo punto vital, una situación que sería significativa por ser inmutable sea cual sea el camino elegido. 



Y en la última peli de Alex de la Iglesia se introduce ese giro de historia paralela, al final de una cena de amigos, cuando la anfitriona sale a la terraza para contemplar la luna y un violento viento repentino la tira al suelo. Al calmarse y volver a entrar en su casa comprueba que la cena acaba de empezar y a partir de ese instante se encuentran de nuevo ante la posible elección, o no, que provocará todo lo que ha sucedido hasta ese momento en la historia. El final gira hasta situarse en el principio.  

'Perfectos desconocidos', cuando se hacen una
foto, que no saldrá, en la terraza




Por mi parte me pregunto qué hubiera sucedido si me hubiera quedado en París, si hubiera seguido hablando con el chico de la caravana en el camping de Cadiz, o si hoy justo hace un año no hubiera ido a una celebración familiar. Pero lo importante es qué hubiera seguido siendo igual, en qué punto habrían convergido todas esas elecciones.   

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