sábado, 18 de enero de 2014

Gato fantasma


Por Tesa Vigal

Así llaman al leopardo de ciertas zonas del Himalaya, porque se deja ver difícilmente. Eso cuenta el fotógrafo Sean Penn en la película 'La vida secreta de Walter Mitty', de Ben Stiller. Explica al protagonista que los seres bellos no van mostrándose (igual que los auténticos provocadores lo son involuntariamente, que diría Almodóvar). Quizás haya que descubrirlos tras un largo viaje y, aún así, hay que esperar a que ellos se dejen ver.



Pensé en animales, en las hadas y duendes, en la gente sencilla que es todo menos simple, en un recodo de un río, en un día inesperado al cambiar un minuto, en lo que se agita en el silencio mantenido, en el sueño que nos persigue. En la libertad que se respira al no hacer una foto, para que la cámara no estorbe el sentir un lugar y un momento. 

Esa forma de sentir de los antiguos indios, que viene a rescatarme en etapas oscuras.
Sin embargo, esta película no es un gato fantasma (las que citaré más abajo sí). Es de vuelo corto, superficial pero sentida, apostando por la actitud de dejarse empapar por lugares, situaciones y personas. Acercarse y sentir y dejarse llevar por lo que surja. Ahí espera la emoción y su significado. Cara a cara con lo que la vida te ha puesto delante, se ha cruzado en tu camino, o te mira en el espejo. 

Ese espíritu infantil está presente en esta historia, con su torpeza y su idealismo, así que al final no importa su ingenuidad porque acaba convirtiéndose en materia de sueños, como diría el detective Marlowe-Bogart al final de -esa sí- inolvidable película de John Huston, 'el halcón maltés'.
Me encanta haber pasado de prejuicios y haber ido a ver esta peli, dirigida e interpretada por Ben Stiller (le tenía por actor de comedietas sin pena ni gloria), pero me llamó la atención la pasión que transmitían sus palabras hablando sobre ella en una entrevista.



Ignoro si en su gestación pasó, valientemente, de la posible calificación de ingenuidad o nadería. Si es así maravilloso. O si surgió de manera inconsciente. En cualquier caso, en la historia se reivindica la pureza infantil en la actitud entregada de un niño a su juego: y ahora me dicen que lo que busco está en Groenlandia y voy. Esa bendita actitud tan poderosa, como olvidada demasiado pronto. Es un error. Una trampa. No se crece renunciando a ella, sino volviéndola posible. 

Además se oye una maravillosa canción de Bowie, que aparece también en otra película, independiente, auténtica, original, emocionante: 'Crazy'.

Pensándolo bien, ambas pelis tienen en común la búsqueda de la integridad. 

Igual que estas otras películas, (que recomiendo de corazón)  y que son 'gatos fantasmas': la última de los Cohen 'a propósito de Llewyn Davis' (arriba foto). Con la poética triste de aquellos que sólo saben hacer bien, y con el alma, algo en lo que fracasan. El misterio de la condición, el destino y la conexión.

'Le week end': el ludismo implica entendimiento pero no comunicación. Hermosa y melancólica historia (foto abajo dcha.).

Y la insólita 'gente en sitios', de Juan Cavestany, a modo de historias mínimas, sin conexión aparente y que se pregunta la cuestión básica: "¿qué pinto yo aquí?". Inolvidables los ladrones, de una de sus historietas, que entran en una casa especialmente sucia y acaban limpiándola hasta dejarla como los chorros del oro, porque no hay manera de trabajar en un sitio así... Turbadora película, cuando la exploración es vida.



Texto dedicado a las pelis o los libros que no son redondos, ni impresionantes, pero pueden cambiar tu ánimo, hacerte soñar, o descubrir un dato vital.