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sábado, 23 de julio de 2016

Pistas de Marlowe, huellas de Patti Smith, silencios de Mickey Rourke


Por Tesa Vigal

El detective Marlowe, el más melancólico, el protagonista de los libros de Chandler, investiga al saxofonista que suele tocar por las noches, en verano, a la puerta del cine Renoir, un jazz tan melancólico como él, quizás eso es lo que le intriga. Otro motivo podría ser que el músico y su saxo se han colado en la peli 'el sueño eterno', quizás a través de la frontera entre las sensaciones solitarias del chico de la moto (Mickey Rourke) en 'la ley de la calle' (foto abajo) y la voz de Patti Smith recitando a Rimbaud. 




En cualquier caso, todo ello forma parte de lo que alimenta aunque no se coma, por lo cual es tan necesario como el aire, aunque varía según gustos personales (tan misteriosos como todo lo demás), que también pueden investigarse pero es absurdo juzgar. Conviene recordar lo que decía Henry Miller sobre la poesía ( y que suscribo, aunque no recuerdo literalmente la frase): "no se trata de erudición sino de sensibilidad". Por cierto, lo decía en un librito único, a partir de la figura de Rimbaud, y que puede que deje perplejos a lectores de sus trópicos, de Cáncer y de Capricornio, si no se han fijado en su fondo dionisíaco y sólo en sus peripecias por París: 'El tiempo de los asesinos', en alianza editorial, pequeño de tamaño y desbordante en su alma apasionada. 

Escribí sobre él en el blog complementario de libros con aliento http://librosconaliento.blogspot.com.es/2014/12/la-poesia-en-estos-tiempos-el-tiempo-de.html  


Viendo la última peli de Linklater 'todos queremos algo' sentí que me sabía a poco, pero claro para mí son memorables sus anteriores: 'Boyhood' y su trilogía de 'antes del atardecer...' etc. Eso sí tiene su misma fluidez atrapadora en la manera de contar, pero el encanto se queda corto, a pesar del personaje típico de la contracultura de esos años (1980), volcado en sus experiencias perceptivas (con petas y sin ellos) (foto dcha.) y su afán de realización personal al margen de lo práctico, o lo usual, que está personificado en los demás personajes, interesados sobre todo en sus hormonas estudiantiles (con alcohol o sin él). 


Pero el protagonista me resultaba algo insípido, quizás porque tenía un aire a Matt Dillon en 'Rumble fish' ('la ley de la calle' foto izda.), aunque el parecido se limitaba a lo físico. El magnetismo de Matt Dillon es sólo de Matt Dillon, y no digamos el de su hermano en la peli Mickey Rourke. 





Escribí sobre ella en el blog complementario película secreta
http://peliculasecreta.blogspot.com.es/2014/09/rumble-fish-la-ley-de-la-calle-de.html 

El otro día me dio pena que la gente que me acompañaba no disfrutaran, tanto como yo, con una peli en el cine Bellas artes: 'El sueño eterno', de H. Hawks. Sólo uno comentó conmigo alguna de sus frases irrepetibles:
"-No es usted muy alto... / Hice lo que pude".
"-No me gustan sus modales / A mí tampoco, por la noche no me dejan dormir". 
"-Es usted muy mono (atractivo) / Nadie lo es". 


Ante mi sorpresa, lo que discutían era quién mató a quién, como si el cine negro fuese una historia de la tía Agatha (Christie). Recordé la anécdota que había leído una vez sobre el rodaje. Cuando el director, hecho un lío con la trama, decide preguntar al autor de la novela, tan atmosférica como la peli, y Chandler le da una respuesta de lo más significativa: "Y yo qué sé quién mató a quién, eso no es lo importante".

Me miraron con cierto recelo y me callé, sintiéndome asquerosamente rara por la incomunicación, y triste porque ellos no hubieran disfrutado con la atmósfera de la peli, sus diálogos, su humo, sus miradas (sobre todo la de Lauren Bacall), la lúcida melancolía del detective Marlowe-Bogart... La soledad en compañía me supo árida, me olió a rechazo, a absurdo, a cuneta polvorienta. Aún sabiendo que lo mejor era pasar del asunto, tomarlo con humor, pero en momentos frágiles pasa lo que pasa y acabé la tarde arrastrándome como un caracolito. En fin, para olvidarme bailé un rato al llegar a casa, con música de la Creedence. Y recordé a Patti Smith recitando a Rimbaud:








sábado, 18 de enero de 2014

Gato fantasma


Por Tesa Vigal

Así llaman al leopardo de ciertas zonas del Himalaya, porque se deja ver difícilmente. Eso cuenta el fotógrafo Sean Penn en la película 'La vida secreta de Walter Mitty', de Ben Stiller. Explica al protagonista que los seres bellos no van mostrándose (igual que los auténticos provocadores lo son involuntariamente, que diría Almodóvar). Quizás haya que descubrirlos tras un largo viaje y, aún así, hay que esperar a que ellos se dejen ver.



Pensé en animales, en las hadas y duendes, en la gente sencilla que es todo menos simple, en un recodo de un río, en un día inesperado al cambiar un minuto, en lo que se agita en el silencio mantenido, en el sueño que nos persigue. En la libertad que se respira al no hacer una foto, para que la cámara no estorbe el sentir un lugar y un momento. 

Esa forma de sentir de los antiguos indios, que viene a rescatarme en etapas oscuras.
Sin embargo, esta película no es un gato fantasma (las que citaré más abajo sí). Es de vuelo corto, superficial pero sentida, apostando por la actitud de dejarse empapar por lugares, situaciones y personas. Acercarse y sentir y dejarse llevar por lo que surja. Ahí espera la emoción y su significado. Cara a cara con lo que la vida te ha puesto delante, se ha cruzado en tu camino, o te mira en el espejo. 

Ese espíritu infantil está presente en esta historia, con su torpeza y su idealismo, así que al final no importa su ingenuidad porque acaba convirtiéndose en materia de sueños, como diría el detective Marlowe-Bogart al final de -esa sí- inolvidable película de John Huston, 'el halcón maltés'.
Me encanta haber pasado de prejuicios y haber ido a ver esta peli, dirigida e interpretada por Ben Stiller (le tenía por actor de comedietas sin pena ni gloria), pero me llamó la atención la pasión que transmitían sus palabras hablando sobre ella en una entrevista.



Ignoro si en su gestación pasó, valientemente, de la posible calificación de ingenuidad o nadería. Si es así maravilloso. O si surgió de manera inconsciente. En cualquier caso, en la historia se reivindica la pureza infantil en la actitud entregada de un niño a su juego: y ahora me dicen que lo que busco está en Groenlandia y voy. Esa bendita actitud tan poderosa, como olvidada demasiado pronto. Es un error. Una trampa. No se crece renunciando a ella, sino volviéndola posible. 

Además se oye una maravillosa canción de Bowie, que aparece también en otra película, independiente, auténtica, original, emocionante: 'Crazy'.

Pensándolo bien, ambas pelis tienen en común la búsqueda de la integridad. 

Igual que estas otras películas, (que recomiendo de corazón)  y que son 'gatos fantasmas': la última de los Cohen 'a propósito de Llewyn Davis' (arriba foto). Con la poética triste de aquellos que sólo saben hacer bien, y con el alma, algo en lo que fracasan. El misterio de la condición, el destino y la conexión.

'Le week end': el ludismo implica entendimiento pero no comunicación. Hermosa y melancólica historia (foto abajo dcha.).

Y la insólita 'gente en sitios', de Juan Cavestany, a modo de historias mínimas, sin conexión aparente y que se pregunta la cuestión básica: "¿qué pinto yo aquí?". Inolvidables los ladrones, de una de sus historietas, que entran en una casa especialmente sucia y acaban limpiándola hasta dejarla como los chorros del oro, porque no hay manera de trabajar en un sitio así... Turbadora película, cuando la exploración es vida.



Texto dedicado a las pelis o los libros que no son redondos, ni impresionantes, pero pueden cambiar tu ánimo, hacerte soñar, o descubrir un dato vital.